14 versos son soneto (Homenaje a Juan Eduardo Cirlot), de Antonio Fernández Molina


Juan Eduardo Cirlot en su habitación de trabajo, en casa de sus padres de la calle Roger de Flor, n.º94 (1945). Imagen tomada de Revista de Letras.




14 versos son soneto

(Homenaje a Juan Eduardo Cirlot)

El 1 se arrodilla dulcemente

El 2 está sentado en un papel

El 3 colma de plata un anaquel

El 4 se agiganta nuevamente


El 5 se presenta bien de frente

El 6 vive dormido en un cuartel

El 7 suena fuerte a cascabel

El 8 canta cuentos reincidente


El 9 nos ofrece su voz triste

El 10 buen organista come alpiste

El 11 a los diez de antes embiste


El 12 su camisa rompe a coces

El 13 siega trigo con dos hoces

El 14 camina dando coces




Publicado en el número monográfico Juan Eduardo Cirlot de la revista Rey Lagarto. Año XIII. N.º 52-53. 2002.

El poema aparece de nuevo en la autobiografía Fragmentos de realidades y sombras, de Antonio Fernández Molina. Biblioteca Aragonesa de Cultura, obra social de Ibercaja, Zaragoza: 2003, p. 81. A este último volumen también pertenece el siguiente fragmento (p.82):


Durante nuestras conversaciones, Cirlot me comentaba un aspecto de su personalidad que le hacía sentirse alejado del interés por el espectáculo exterior, por cuanto del mundo le llegaba, impresionaba y hería. Se refugiaba en el trabajo para defenderse de una peculiar forma de hastío. «¿Qué me puede interesar de la realidad palpable?», me decía. Quizá porque su capacidad para asimilar y enjuiciar lo que tenía ante sus ojos era velocísima y profunda.

Después de duras jornadas laborales para ganarse el pan, por la noche solía escribir la totalidad de un poema de cierta extensión. Un fragmento de su mundo personal inventado, sufrido y gozado de manera intensa, plasmado en densa atmósfera poético-musical-filosófica, donde confluían los mensajes de diferentes civilizaciones y épocas, incluidas todas las vanguardias.

En las primeras etapas de mi vida he divagado y soñado en demasía. En ese sentido, aparte de algunas ráfagas poéticas, es probable que haya tardado en madurar y en aprovechar el tiempo (aunque ¡quién sabe!). Cela me ayudó a verlo de otra manera, con algún certero consejo. Cirlot lo hizo con su ejemplo.

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