Vicente Aleixandre, por Antonio Fernández Molina




"Todos mis biógrafos –me decía Vicente Aleixandre– saben que nací en Sevilla e inmediatamente pasé a Málaga, donde transcurrió mi adolescencia, pero todos ellos omiten que que entre Sevilla y Málaga estuve uno seis meses viviendo en Guadalajara. A usted se lo digo porque viene de ahí, este es un dato que no ha salido a luz todavía. Mi padre fue director de la Academia de Ingenieros y recuerdo que vivíamos en una casa de la calle Mayor. Pasaron los años y he tardado mucho tiempo en volver. Después la he recorrido en alguna ocasión yo solo. Es una ciudad que tiene mucho sabor".
Vicente Aleixandre, en el jardín de su hotel suburbano, recibe a todos los poetas que por Madrid pasan. Va recogiendo impresiones de odos los puntos. Allí reposa de tres a seis en su chaise longe envuelto entre mantas. Aleixandre está enfermo y tiene que cuidarse. La enfermedad de Aleixandre ha sido muy beneficiosa para la poesía española. –Aquí lamento la terrible enfermedad que nos arrebató a Ruben Darío cuando mostraba los pies y las rodillas de su genio–. El primer libro de Aleixandre "Ambito", seguía las normas de la poética tradicional, pero el comienzo de su enfermedad cambió los polos de su sensibilidad y rompiendo bruscamente con el pasado escribió los libros más representativos del superrealismo español. "Pasión de la tierra" y "Espadas como labios".
Leo —me decía— las cosas de ustedes en "El pájaro de paja" y "Deucalión", bonitas revistas. Noto prisa en la juventud por darse a conocer por publicar sus libros y revistas. Yo publiqué "Ámbito" a los veintiocho años y en la actualidad poseo dos inéditos que aún lo estarán durante mucho tiempo.
Aleixandre habla con mucho reposo y seguridad, tal vez con un exceso de seguridad.
Le hablo de Labordeta y no termina de volcarse. Hablamos mucho y muy bien del pintor Gregorio Prieto. Le amplío el conocimiento de Francisco Nieva. Me aconseja la lectura de Marcel Proust.
De los jóvenes le manifiesto con absoluta confianza en Labordeta y Ángel Crespo.
"Usted tiene que trabajar aún es joven, trabaje, trabaje".
Nos despedimos y me encamino al ático donde un joven pintor y un joven poeta me esperan ante una taza de café y las últimas novedades de sus trabajos.


Antonio Fernández Molina
© Herederos de Antonio Fernández Molina

[Veleta al viento se llamaba la sección fija que durante los años cincuenta Antonio Fernández Molina tuvo en el diario Nueva Alcarria de Guadalajara. La columna presente se publicó en dicho periódico y en la citada sección el 22 de diciembre de 1951.]

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